Hace diez años, el primero de la colaboración del proyecto entre USAC Study Abroad Programs y Kristau Eskola, acompañé a uno de mis estudiantes al colegio en el que iba a participar como auxiliar de conversación.
Se llamaba Cecil.
Un mocetón de 1,85 cm, de melena larga, rubia y rizada, originario del estado de Idaho, con aspecto de surfista.
Llegamos en hora de patio.
Un montón de niños y niñas de entre 5 y 10 años jugaban al aire libre. Unos, en grandes y pequeños grupos sentados en el suelo; otros, persiguiéndose como hacen los niños de esa edad.
Al vernos, o, mejor dicho, al verle a él, todos los niños y niñas se nos acercaron y empezaron a lanzarle preguntas y comentarios que él apenas podía entender.
Seguro que se le mezclaron muchos sentimientos.
Pero, igualmente, es seguro, que pocas veces se había sentido tan especial. Desde entonces, decenas y algún ciento de estudiantes de Estados Unidos han disfrutado de una experiencia similar en los colegios de la red Kristau Eskola.
Estos universitarios sienten la emoción que da la responsabilidad de tratar con niños y niñas que inmediatamente se sentirán atraídos por el aspecto y acento que tiene un estudiante de Estados Unidos. También, por las historias que les cuentan en el aula sobre Halloween, sobre su “High School”, sobre la cena de Acción de Gracias, el baseball y todas esas otras cosas que “se ven en las películas”.
Su visita al Colegio cada semana es su momento especial.
El momento en el que se convierten en “teachers” y los niños y niñas escuchan sus historias de América.
Al final de cada semestre comparten con nosotros, a modo de trofeo, las fotos que se han hecho con “sus niños y niñas”; el dibujo, firmado por todos, que le han entregado en su última clase; o el vídeo que los profesores han preparado de los días que ha estado en el Colegio. Es una experiencia que les deja unos recuerdos únicos y, que, en más de un caso, les ha hecho replantearse su futuro profesional.
Por ello, quiero dar las gracias a todos los que hacen posible que nuestros estudiantes tengan acceso a una experiencia tan única. Al equipo de Kristau Eskola con el que trabajamos para hacer encajar tantas piezas, a los profesores y profesoras de los colegios que apoyan y guían a nuestros estudiantes. Y, por supuesto, a los niños que, sorprendentemente, tanto enseñan a nuestros jóvenes universitarios.
Autor: Ibon Zamanillo, USAC Bilbao