Desde el origen de Kristau Eskola, las personas han estado en el centro de nuestra actividad, dando sentido a la misma. No entendemos nuestra labor si no es acompañando y preparando a las personas en su desarrollo pleno, atendiendo sus necesidades educativas con vocación de equidad e igualdad de oportunidades, en una sociedad cambiante que aspiramos a que sea más justa y solidaria, especialmente con los más débiles. Tenemos una gran responsabilidad hacia nuestros educandos, más, si cabe, cuando el mundo en el que vivimos se caracteriza por la aceleración del cambio constante, lo que provoca incertidumbre, a la vez que surgen nuevos retos y oportunidades.
Si miramos atrás, la historia y la ciencia nos muestran que somos el resultado de un proceso evolutivo, de adaptación y superación de los retos, que acompaña la construcción de nuestro mundo a lo largo del tiempo. En la suma de pequeñas y grandes acciones, hemos ido dando pasos de gigante. El mundo, siempre en evolución, es hoy en día lo que es debido a la capacidad del ser humano de dar respuesta a nuevas realidades, de dar solución a limitaciones y vicisitudes con los que se ha ido encontrado a lo largo de los tiempos.
En el ámbito educativo, la innovación, como proceso sostenible integrado estratégicamente en los proyectos de cada escuela, ha sido una constante que nos ha permitido adoptar los enfoques y las metodologías de aprendizaje individual y colectivo, de manera que los alumnos/as adquieran las competencias que les van a permitir desarrollar y utilizar a futuro todas sus capacidades más allá de la escuela.
En tiempos de pandemia, hemos tenido que afrontar situaciones que, en contraste con la realidad que creíamos poseer, nos han obligado a replantear prioridades tanto de las personas como de las sociedades en general. En todo ello, la apuesta por la innovación ha salido reforzada como elemento determinante en la construcción de la sociedad. El proceso de innovar requiere, en muchos casos, de grandes recursos. Sin embargo, ponemos en valor toda aportación, que por pequeña que sea, contribuya a una mayor comprensión de la realidad, que avance hacia una sociedad dotada de mayor conocimiento, más justa y solidaria.
Uno de los elementos del proceso de aprendizaje en el que los agentes educativos estamos trabajando con intensidad es la evaluación, consustancial también en el proceso de innovación, porque requiere un sentido y un resultado para las personas. No se trata de innovar por innovar, tenemos que darle un horizonte inspirador, cuyo elemento central es la persona, no como medio, sino como fin del hecho educativo.
En Kristau Eskola el vector de la innovación viene trabajándose desde hace años.
Mirando atrás, poco se parecen las escuelas del año 2021 con las de apenas unos años antes, y constatamos que hemos avanzado en el proceso de innovación. Es tiempo de perseverar en este enfoque al planificar el horizonte de nuestras escuelas. Por lo tanto, no nos amedrentemos ante el reto de construir el futuro, de avanzar en la búsqueda de respuestas ante las incertidumbres del hoy y del mañana.
Autor: Agustin Eizagirre , Subdirector General de Kristau Eskola