Fracaso escolar, escasa formación académica de los alumnos, poca cultura general, acoso escolar, problemas de mala alimentación, falta de sensibilidad medioambiental, nomofobia, xenofobia… y otros muchos problemas que acaban en “fobia”. A los profesores nos quieren hacer responsables de todos estos problemas de la sociedad del siglo XXI y convertirnos en auténticos “cruzados”.
Me pregunto por qué no estamos mejor valorados los profesores si en nosotros recae tanta carga. Es fácil responsabilizarnos de todos los problemas que surgen en la sociedad, es cómodo desentenderse y dejar en manos de los colegios y el profesorado la carga de educar a una persona, pero solos, no vamos a poder. De todas formas, los retos nos tienen que apasionar y en cierto modo, es verdad, la educación y la formación de las nuevas generaciones está en nuestras manos. ¡A por ello!
La clave, formar personas con competencias del siglo XXI. Capacidad para trabajar en grupo, gente que piense, personas con emociones, que se comuniquen, que colaboren, gente íntegra. José Antonio Marina opina que no podemos trabajar con una “pedagogía de la hamburguesa” donde quepa meter todo en un superbocadillo incomible. Yo opino que debemos crear ensaladas saludables con ingredientes adecuados para cada situación, crear la “pedagogía de la ensalada”.
Efectivamente no se trata de hacer una mezcla sin sentido con un montón de ingredientes, sino de integrar métodos, maneras de enseñar, fórmulas nuevas, acciones que motiven a los alumnos. Incluir el pensamiento en el aprendizaje para tomar decisiones con destreza, hacer predicciones acertadas, explicar causas, trabajar el pensamiento creativo, resolver problemas…puede ser el ingrediente principal de la ensalada. La podemos completar con trabajo cooperativo, nuevas tecnologías, trabajo por proyectos… todo tipo de métodos que completen nuestra ensalada sin empacharse en el intento. Debemos asegurarnos que los ingredientes de nuestra ensalada estén bien cultivados; buena formación del profesorado y tiempo para reflexionar y poner en práctica las nuevas metodologías. ¡Qué deprisa vamos y los ingredientes todavía sin madurar!
Opino que una ensalada sin un buen aderezo, es una ensalada insípida. Como he mencionado al principio de esta reflexión, no podemos ir solos, la educación no es solo cosa de maestros. Sin lugar a dudas, el ingrediente que va a dar sabor a nuestra ensalada va a ser la familia. Los “cruzados” del siglo XXI podemos preparar la ensalada pero tiene que ser la familia quien la termine de enriquecer.
IKER PAGOLA – Profesor de Secundaria en el colegio Erain