En las últimas dos décadas la escuela está viviendo un proceso de transformación muy significativo, creando un nuevo paradigma educativo que sustituya al vigente durante todo el siglo XX.
Muchos de nuestros proyectos educativos han surcado los mares del aprendizaje cooperativo, el trabajo por proyectos, las rutinas y destrezas de pensamiento, el plurilingüismo, las TICs …, buscando en todo ello aportar un aire fresco a nuestra vida cotidiana de aula, pasillos…
En toda esta revolución, una frase de Nelson Mandela nos ayuda a no perder el norte de nuestro GPS: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.
Toda nuestra acción educativa, todas nuestras apuestas innovadoras deben estar orientadas a hacer de nuestro alumnado agente transformador de la sociedad, constructor de Reino. Y como “para educar a un niño hace falta una tribu”, en esta línea, el reto es que toda la comunidad educativa sea agente transformador de su entorno, buena noticia a su alrededor.
Esta intuición no es nueva en los centros de Kristau Eskola. Todos tenemos detrás Instituciones inspiradas por Fundadores/as que, analizando la realidad, fueron atrevidos/as para transformarla y mejorarla a través de la educación. Todas nuestras historias institucionales tienen fuertes raíces solidarias y abiertas al entorno.
En Santa María Ikastetxea hace ya casi 25 años tuvimos la intuición de que ese eje transformador de la realidad no podía ser sólo un “anexo” a la vida escolar (campañas, gestos…), sino que merecía tener un papel “formal”, integrado en el currículum, otorgándole, así, la misma importancia que puedan tener las Matemáticas, Lenguas… Así surgió el…
Proyecto de Educación para la Solidaridad.
Bajo la premisa de que la solidaridad también puede ser educada, este proyecto, dirigido al alumnado de Bachillerato e integrado en su currículum, está construido en la metodología del Aprendizaje y Servicio. Dicha metodología promueve que el alumnado realice una acción que mejora y transforma la realidad que le rodea, al servicio de los demás, enriqueciendo a través de esa acción sus competencias.
Tras superar las iniciales resistencias que un “voluntariado obligatorio”, como algunos lo definían, pudo tener en sus orígenes, el Proyecto quedó integrado en la dinámica del centro.
El alumnado tiene unas sesiones iniciales de fundamentación para abordar los siguientes aprendizajes:
- La conciencia e identidad ciudadana: deberes y derechos.
- La participación y el emprendizaje juvenil.
- La solidaridad como valor fundamental de cambio.
Posteriormente, hay una fase de acercamiento a las realidades sociales del entorno para conocer sus características y sus necesidades. Ante eso, el alumnado hace un proceso de discernimiento acompañado para elegir aquella realidad con la que va a comprometerse. En ese momento comienza la fase práctica, con presencia semanal en esa realidad, acompañado por adultos. Esta presencia del adulto tiene la doble utilidad de referencia y contraste. Al finalizar el curso, con la observación del/a acompañante y de los/las responsables de los centros, así como el autoanálisis del alumno/a, la práctica solidaria es evaluada, como se hace con el resto de asignaturas.
Con los sucesivos cambios de marco legal educativo, vimos una oportunidad en la asignatura de Religión, de Bachillerato, para incluir este Proyecto como uno de los ejes de dicha asignatura. De esa manera, como dice nuestro alumnado, la práctica solidaria también “vale para nota”. Es algo importante, pues otorga a la práctica solidaria, a la solidaridad, un valor, una importancia.
En todos estos años más de 30 centros sociales (hospitales, centros de mayores, ONGs…) han acogido a nuestros/as jóvenes y éstos/as han transformado la vida de cientos de personas desfavorecidas, y ellas han transformado la vida de nuestros jóvenes.
Esta apuesta inicial a través del Proyecto de Educación para la Solidaridad en Bachillerato fue una semilla que, con los años, se ha ido haciendo grande en nuestro colegio. El Aprendizaje y Servicio es una herramienta pedagógica innovadora, que queremos que esté integrada en nuestros proyectos de comprensión para que éstos, además de aportar valor al alumno/a, aporten valor a la realidad que nos rodea.
Creemos que de esta manera conseguimos una Innovación Educativa que SIRVE (capacita a cada alumno/a incorporando aprendizajes útiles para la sociedad, y, además, educa en la alteridad, en la empatía, en la necesaria vinculación con el otro-a para la transformación de nuestras realidades). De esta manera, nuestros centros de Kristau Eskola pueden ser “Buena Noticia”, porque nuestros barrios y pueblos vivirán como una gran suerte tener un centro educativo de nuestra red en su entorno: un centro educativo que se abre a mejorar las vidas de aquellas personas que les rodean.
Autoría: Sonia Acero y Alfonso Blázquez, responsable de Acción Social y director de Santa María Ikastetxea de Portugalete, respectivamente.